Amado creyente, que felicidad nos produce estar al abrigo del Altísimo y sentirnos seguros porque nuestro Señor nos ama y se entregó a sí mismo por nosotros. ¡Pero cuántas personas que nos rodean no conocen ese gozo! No dejemos pasar ninguna oportunidad para hablar de él y anunciar las Buenas Nuevas de salvación.
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