POR: MICHEL QUOIST
Allí donde no ves más que una gota de agua, el científico a través del microscopio ve un mundo de seres vivos que se mueven.
Allí donde no ves más que una cosa, el poeta y el artista ven los indicios de una realidad más grande y más bella.
Allí donde el hombre no ve más que personas vivientes y acontecimientos producidos por el azar, el cristiano ve Hijos de Dios y el Reino del Padre que se construye.
Tus sentidos te dan una mirada de carne. Tu inteligencia, una mirada de razón. Tu Fe, una mirada de Cristo. Con la mirada de Cristo injertada en la tuya, puedes conocer a Dios, el universo, a los hombres y a ti mismo, como Él los conoce y como se conoce a Sí mismo. Creer es encontrar siempre a Jesucristo para unirse con su manera de VER.
La Fe no es:
una impresión o un sentimiento,
una forma de optimismo frente a la vida,
la satisfacción de una necesidad de seguridad.
Tampoco es:
una opinión,
una regla de vida moral,
una convicción fundada en un razonamiento,
una evidencia científica.
La Fe es ante todo una Gracia, es decir un Don de Dios. Esta gracia nos ayuda a encontrar una persona viviente, Jesucristo, nos permite adquirir la certeza de que esta Persona dijo la verdad, y que su testimonio -palabra y vida- es exacto. Fuerte con esta certeza, la Fe consiste entonces en proyectar Su mirada sobre nosotros mismos, sobre la Humanidad y sobre la Historia, sobre Dios mismo y en comprometerse en función de esta mirada. La imaginación y la sensibilidad son todavía más incapaces de hacerte creer o de aumentarte la Fe. No te alarmes por no sentir nada. Por el contrario, sólo cuando hayas por fin aceptado no comprender ya nada al modo humano, no sentir ya nada, entrarás de verdad en la Fe. La Fe depende de la plegaria y como es una respuesta personal del hombre a Dios, exige plena libertad. Para ayudar a tu hermano, no hay que demostrar, sino amar y orar; no hay que persuadir, sino transmitir la Palabra y dar Testimonio. Únete a Cristo, únete a Él y procura pensar como Él, reaccionar como Él, ver como Él, vivir como Él. Él te dará Su mirada, conocerás el verdadero sentido de la vida y más tarde con Él y en Él serás un VIDENTE eterno.
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