CRISTO, el Carpintero Galileo:
No era médico … y curó todas las enfermedades …
No era abogado … y explicó los principios básicos de toda la ley …
No era escritor … e inspiró las obras cumbres de la literatura mundial ...
No era poeta … y es el alma de todo poema de gran valor …
No era músico … y es el inspirador de las mejores composiciones musicales…
No era orador … y es el interprete de todos los corazones …
No era literato … y escribió en el libro de los siglos la más bella de las páginas …
No era artista … y llenó de luz a los genios de todos los tiempos …
No era estadista … y fundó las mas sólidas instituciones de la sociedad …
No era general … y conquistó a millones de almas de países enteros …
No era inventor … e inventó el elixir de la perenne felicidad …
No era explorador … y descortinó para los mortales los mundos encantados de la inmortalidad …
CRISTO, el Carpintero Galileo:
Diáfano como un cristal, y apacible como la noche …
Sublime como la excelsitud de Dios, y amigo de las miserias humanas …
Severo como juez, y cariñoso como una madre …
Terrible como la tempestad, y apacible como la luz solar …
Amigo de las Magdalenas contritas, y el enemigo de impenitentes fariseos …
Humilde entre vivas y hosannas, y sereno entre burlas y crucifícale …
CRISTO, el Carpintero Galileo:
Nosotros los mortales te amamos, porque nos amaste …
Creemos en ti porque eres el Camino, la Verdad y la Vida …
En ti esperamos, porque tu reino no es de este mundo …
No podemos luchar sin ti, porque eres el sustento de nuestra vidas ...
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