martes, 26 de junio de 2012

TODO A TRAVÉS DE LA ORACIÓN

Dr. Marg Stewart Relfe
Con la colaboración del Rvdo. Joaquín Guadalupe

A través de la oración encontramos que...

No hay problema que no pueda ser resuelto.
No hay carga que no pueda ser levantada.
No hay tormenta que no pueda ser deshecha.
No hay destrucción que no pueda ser remediada.
No hay tristeza que no pueda ser eliminada.
No hay pobreza que no pueda ser subsanada.
No hay perdido que no pueda ser rescatado.
No hay caído que no pueda ser levantado.
No hay heridas que no puedan ser sanadas.
No hay relaciones que no puedan ser restablecidas.
No hay lamento que no pueda ser consolado.
No hay cenizas que no puedan ser cultivadas.
No hay amargura que no pueda ser saciada.
No hay congregación que no pueda ser renovada.
No hay pastor que no pueda ser ungido.
No hay escuela dominical que no pueda crecer.
No hay creyente que no pueda ser lleno del Espíritu Santo.
No hay nación que no pueda ser transformada.

jueves, 21 de junio de 2012

A CUALQUIERA PARTE










HIMNO: A CUALQUIERA PARTE

1. A cualquiera parte sin temor iré, si Jesús dirige mi inseguro pie;
 sin su compañía todo es turbación, mas si Él me guía no tendré temor.

~CORO~ Con Jesús por doquier, sin temor iré, si Jesús me guía nada temeré. 
 
2. Con Jesús por guía dondequiera voy; caminando en pos de Él seguro estoy. 
Y aunque padre y madre me hayan de faltar, Jesucristo nunca me abandonará. 

~CORO~ Con Jesús por doquier, sin temor iré, si Jesús me guía nada temeré. 
 
3. Dondequiera con Jesús, en tierra y mar, quiero ser su fiel testigo sin cesar,
 y si por desierto mi camino va, un seguro albergue mi Jesús será. 
 
~CORO~ Con Jesús por doquier, sin temor iré, si Jesús me guía nada temeré. 

4. Dondequiera paso yo la noche atroz, porque siempre oigo su benigna voz;
 Él de día y de noche a mi lado está, y en plena gloria me despertará. 
 
~CORO~ Con Jesús por doquier, sin temor iré, si Jesús me guía nada temeré.

http://www.slideshare.net/francari/a-cualquiera-parte

lunes, 18 de junio de 2012

NO DESMAYES


VEINTE REGLAS DE COMUNICACIÓN EFECTIVA


  1. Las acciones hablan más alto que las palabras. La comunicación no verbal es más poderosa que la comunicación verbal. Lo que hacemos y lo que decimos debe coincidir.
  2. Defina lo que es importante y enfatícelo: defina lo que no es importante e ignórelo.
  3. Haga su comunicación tan positiva como sea posible. Elogie lo que sea digno de elogiar.
  4. Sea realista y razonable.
  5. Sea claro y específico.
  6. Pruebe sus preocupaciones verbalmente (no de por sentado que la otra persona está de acuerdo, en desacuerdo, aprueba, etc., sin escuchar su opinión).
  7. Reconozca que cada evento puede verse desde diferentes puntos de vista: que su opinión no es la única razonable.
  8. Reconozca que los miembros de su familia, compañeros de trabajo son conocedores de su carácter y su conducta.
  9. Aprenda como estar en desacuerdo sin utilizar argumentos destructivos. (La discusión para hallar soluciones no debe convertirse en un debate para ganar sobre el oponente.)
  10. Sea abierto y honesto en cuanto a sus sentimientos. (El fingimiento es fácilmente adverso y rechazado.)
  11. No use técnicas injustas de comunicación. Creer que somos capaces de leer la mente saltando a conclusiones, saltar de temas constantemente, utilizar contraacusaciones, interrupciones continuas, intimidación y los gritos son solo algunas de estas técnicas injustas.
  12. Deje que el efecto de su comunicación, no su intención sea su guía. En ocasiones decimos algo que deja mal sabor. Si su broma inocente cayó mal diga: Sólo estaba bromeando. Perdona.
  13. Acepte todos los sentimientos (ajenos y propios) y trate de entenderlos.
  14. Actúe con tacto, consideración y cortesía.
  15. No de sermones, no discuta continuamente.
  16. No use excusas, ni caiga en la trampa de las excusas de otros.
  17. Evite reprender constantemente, no busques faltas de los otros, no se lamente, no grite. 
  18. Aprenda cuando usar el humor y cuándo no.
  19. Aprende a escuchar.
  20. Esté atento para no jugar juegos destructivos. En ocasiones jugamos a la víctima, al inocente, al mártir, al siempre justo.
Preparado por: Centro de Mediación de Conflictos de San Juan 
enero 2006

viernes, 15 de junio de 2012

FIDELIDAD RECOMPENSADA


Cierto famoso filántropo incrédulo, ordenó a sus empleados un sábado, que el domingo por la mañana fuesen al puerto para descargar un buque recién llegado. Un joven escribiente suyo contestó tranquilamente: 


—Señor G., no puedo trabajar los domingos.
—Ya conoce usted el reglamento —le contestó el señor G.
—Sí señor, lo conozco, y aunque soy el sostén de mi anciana madre, no puedo trabajar los domingos.
—Bueno, pues, suba usted al despacho y el cajero le entregará su cuenta—
dijo el Señor G.


Por espacio de tres semanas anduvo el joven buscando trabajo. Cierto día se presentó un banquero al incrédulo señor G., preguntándole si podía recomendarle persona honrada y fiel para cajero de un banco que iba a abrirse.


El incrédulo mencionó al joven que había despedido, recomendándolo como persona a propósito.


—Pero —dijo el banquero—, usted lo despidió.
—Sí señor —respondió el señor G—, lo despedí porque no quería trabajar los domingos. Pero un hombre que puede perder su puesto por no violentar su conciencia, servirá bien de cajero de confianza.
 (Revista Homilética).




CRISTIANOS NOTABLES POR SU ESPÍRITU DE ORACIÓN

“El Marqués de Renty, para quien Cristo era lo más precioso, en una ocasión en que se entregaba a sus devociones, indicó a su criado que lo llamara después de media hora. Este, al ir a cumplir con la orden que había recibido, vio tal expresión de santidad en el semblante del Marqués que no se atrevió a hablarle. Sus labios se movían pero no se oía ningún ruido. Esperó hora y media, y cuando lo llamó, el Marqués dijo que el tiempo que había pasado en comunión con Cristo, le había parecido muy corto.

El notable misionero Adoniram Judson dijo, refiriéndose a la oración: Arregla tus negocios, si es posible, de manera que puedas dedicar tranquilamente dos o tres horas del día no simplemente a ejercicios devocionales, sino a la oración secreta y a la comunión con Dios. Esfuérzate siete veces al día por alejarte de las preocupaciones mundanas y de los que te rodean, para elevar tu alma a Dios en tu retiro privado. Empieza el día levantándote a media noche y dedicando algún tiempo en el silencio y la obscuridad a esta obra sagrada. Que el alba te encuentre en esta misma preocupación, y haz otro tanto a las nueve, a las doce, a las tres, a las siete y a las nueve de la noche.”

“Ten resolución en su causa. Haz todos los esfuerzos posibles para sostenerla. Considera que tu tiempo es corto y que no debes permitir que otros asuntos y compañías te separen de tu Dios.”

Un predicador escocés decía: “Mi deber es pasar las mejores horas en comunión con Dios. No puedo abandonar en un rincón el asunto más noble y provechoso. Empleo en orar las primeras horas de la mañana porque durante ellas no hay ninguna interrupción. No descuido el buen hábito de orar antes de acostarme; pero tengo cuidado de que el sueño no me venza, y cuando despierto en la noche debo levantarme a orar.”


jueves, 14 de junio de 2012

LA ORACIÓN DE UN BOXEADOR


La historia quizá no sea cierta; pero se cuenta que en cierto lugar un boxeador se convirtió al evangelio, y dejando las cuerdas del ring, se hizo predicador. En cierta ocasión en que se le hizo tarde para acudir a una cita cruzaba por un atajo para acortar el camino, de pronto le salió el dueño y con palabras duras le insultó y lo retó a pleito, no conociendo quién era. “Bien”, dijo el predicador, “vamos a pelear si usted gusta; pero permítame un momento, pues ha de saber que yo jamás hago algo sin antes orar”. Y diciendo y haciendo, ante la estupefacción del retador, se quitó el sombrero y comenzó a orar diciendo:


“Señor, tú sabes que fui boxeador, y sabes a cuántos les deshice los ojos y las narices a bofetones; tú sabes cuántas costillas quebré a golpes a mis contrincantes, y a cuántos mandé a la otra vida con sólo la fuerza de mis puños. No permitas que mate a este hombre, no dejes que se me vaya la mano y...”


“Basta ya”, le interrumpió el otro. “No es necesario que luchemos, pase usted por mi terreno las veces que quiera”, y sin más decir, se retiró presuroso. Por más está decir que nuestro predicador siguió su camino tranquilamente y llegó a tiempo para predicar su sermón. —Luz del Alba, Santa Ana, El Salvador.

ALGUNOS DUDARON

Estando sentado recientemente en una sala pública en Birghton, en donde un escéptico estaba arengando a los presente acerca de los absurdos del cristianismo, no pude menos que complacerme viendo la facilidad con que su orgulloso razonamiento se puso en vergüenza. Citó el escarnecedor estos pasajes: “Yo y mi padre somos uno”; “yo en ellos y tú en mí”; y agregó: “hay tres personas en un Dios”. No encontrando a sus oyentes dispuestos a aplaudir su blasfemia, se volvió a un caballero y, con una blasfemia, le dijo:
—¿Cree usted semejante paparruchas?
El caballero respondió:
—Dígame usted cómo arde esa vela.
—¡Vaya! Pues la estearina, el algodón y el aire atmosférico producen la luz.
—Entonces todos ellos constituyen una luz, ¿no es así?
—Sí
—¿Me dirá usted cómo están los unos en los otros, y sin embargo no son sino una luz?
—El incrédulo se quedó en silencio por un momento, y después rápidamente dijo:
—No, no puedo.
—Pero, ¿lo cree usted?


El interpelado no pudo decir que no. Los oyentes hicieron en el acto la aplicación riéndose de su tontería, y luego cambió la conversación.


Esto debe recordar a los jóvenes inexpertos, que si ellos creen sólo lo que pueden explicar, sus sentidos no les sirven de nada, porque están rodeados de las maravillosas obras de Dios cuyos caminos son inescrutables. —Copiado.



martes, 12 de junio de 2012

CONSEJOS PARA EL PREDICADOR

JOHN MACARTHUR

EL SALMO DEL MAESTRO



JEHOVÁ, es mi ayudador;
no temeré guiar a estos alumnos.

Él me lleva al lugar Santísimo
antes de que yo prepare esta lección.

Me conduce hacia el corazón de la verdad,
y prepara la mente de los alumnos para la verdad.

Me da una visión de la inmortalidad de estas vidas.

Me hace ver lo sagrado de la enseñanza de Su Libro.

Aunque a veces me desanime y desespere, levantaré mi cabeza,
porque mi promesa no me hará fracasar.

Su palabra no volverá a él vacía, y mi fe habrá de alumbrar,
sin disminuir por los años venideros.

Tu andas delante de mí para que la semilla sembrada germine.

Estarás junto a mí todos los días, y hablarás
a través de mis labios, de modo que estos alumnos
nos sientan muy cerca a DIOS.

Tú harás que mis esfuerzos
sigan recogiendo cosecha
por años sin cuenta.
Mi gozo es grande al saber
que cada esfuerzo
en tu nombre prevalecerá.

De cierto, tu amor y tu cuidado
me acompañarán
todos los días de mi vida,
y algún día viviré para siempre
con los que obran justicia.

¡ES MARAVILLOSO, SEÑOR!


¡Es maravilloso, Señor!
Mis brazos perfectos,
cuando hay tantos mutilados.
Mis ojos perfectos,
cuando hay tantos que no tienen luz.
Mi voz canta,
cuando otras enmudecen.
Mis manos trabajan,
cuando tantas mendigan.
¡Es maravilloso, Señor!
Volver a casa,
cuando hay tantos que no tienen a donde ir.
Es bueno sonreir, amar, soñar, vivir,
cuando hay tantos que lloran,
odian y mueren sin vivir.
¡Es maravilloso, Señor!
Tener un Dios en quien creer,
cuando hay tantos que no tienen
el lenitivo de una creencia.
Finalmente,
¡ES MARAVILLOSO, SEÑOR!
Tener tan poco que pedir
y tanto que agradecer.

LA PARÁBOLA DEL RELOJERO


Apocalipsis 2:20


Si en ti hay algo radicalmente malo, algo que requiere un cambio radical y tú no puedes lograr este cambio; y si sólo Dios puede hacerlo, síguese que: o Dios hará esta obra en ti sin tu ayuda, o la hará con tu consentimiento. Y por cierto Dios nunca salva al hombre sin su consentimiento.


El hombre no es una máquina. Si tengo un reloj que no marca bien la hora, lo llevo al relojero, en cuyo caso el reloj no consiente ni puede consentir. El relojero lo desarma, encuentra la falta y la remedia, siendo el reloj completamente pasivo. Cualquier otra clase de máquina se repara de la misma manera. Pero el hombre fue hecho a la imagen de Dios, y esta imagen queda en parte en el hombre aún después de la caída, en su poder de pensamiento y en el libre albedrío. Digo con gran reverencia que Dios respeta a las criaturas de su creación, y en consecuencia de ello no trata a los seres humanos como si fuesen máquinas.


El Creador respeta la mente, capaz de pensar; el corazón, capaz de amar; la conciencia, capaz de juzgar; la voluntad, capaz de escoger. Por lo tanto nos presenta la salvación como algo que se puede escoger y aceptar: no lo puedes ganar, o conseguir por tu esfuerzo; pero la puedes tomar por fe; y nunca será tuya si no la tomas así. —A. T. Pierson.

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